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Nacido
en Chile pero engendrado en Sucre -como él mismo gusta destacar en sus
datos biográficos- y ahora radicado en la tierra de sus padres, Alemania,
Mario Markus es un destacado científico que trabaja en el instituto Max
Planck, dedicado a la investigación en biofísica.
Desde hace quince años, por obra de una "segunda pubertad", ha incursionado en los meandros de la literatura, escribiendo poesía y narrativa. A este segundo género corresponde Bilis Negra, un cuento extenso (de trece capítulos, prólogo y epílogo) que es casi una novela corta.
Bilis Negra fue publicado originalmente en la colección "Sueños y Ciencia", de la Editorial Universitaria de Santiago, y este pasado septiembre volvió a ser editado, esta vez en Bolivia, por el municipio cruceño.
Como bien puede suponerse al conocer los antecedentes de su autor, se trata de un relato de ciencia-ficción, si bien los basamentos científicos en que está construido el argumento, así como la visión prospectiva del autor, bien podrían permitirnos definirlo como un cuento de ciencia-posible.
La historia transcurre en Pucallpa, Perú, el año 2045, cuando ya las madereras han acabado con la selva amazónica. Valerio y su amigo Mathias (huído por teleportación de una Alemania regida por un gobierno ecofascista) comparten la misma escuela y el mismo chamán. Sabidurías ancestrales y tecnologías futuristas, viajes por ayahuasca y viajes por Internet, y almas que se quedan en el puerto de origen, van entretejiendo esta fábula: que eso termina siendo Bilis Negra. Una fábula, muy bien escrita y amenamente contada, sobre los riesgos que trae consigo la exacerbación de cualesquiera de los dos fieles de la balanza del progreso: el cientificismo y el ecologismo.
Pero es además -y sobre todo- una vindicación del espíritu humano, tal como varias otras de las creaciones literarias de Mario Markus, con quien los escritores de Sucre tuvimos el gusto de compartir, no ha muchos meses, una tertulia literaria en Galería Hacheh.