Mario Markus Biofísico:
La ciencia de evitar lo útil
Portada
deNature, investigador del Instituto
Max Planck y desde el jueves miembro de la Academia de Ciencias,
Mario Markus tiene una curiosa debilidad por hacer cosas que se
escapan de la funcionalidad. Este físico chileno, doctorado en
Heidelberg, ha investigado desde icebergs a gelatinas y hoy se
abre paso en un segundo oficio: la poesía.
De vez
en cuando alguno de sus conocidos le dice "Mario, tan inteligente
que eres ¿por qué no haces algo útil?". En esos casos Mario sólo
responde con un gesto que vendría a ser un "porque no no más".
La pregunta por lo útil al biofísico Mario Markus lo pone un poco
mal. Lo que un columnista del New York Times llamó hace un par
de semanas "la McCiencia", - investigaciones académicas financiadas
por empresas con fines de lucro inmediato- Mario Markus la llama
simplemente prostitución. El prefiere hacer ciencia como quien
ejerce el arte, porque en esos casos "nadie se cuestiona su aplicabilidad".
Como catedrático
de la Universidad de Dortmund y jefe de grupo de investigación
del Instituto Max Planck el científico chileno es un férreo defensor
de la ciencia lúdica que vendría a ser lo contrario a la aplicada.
Markus, quien acaba de ser nombrado Miembro Correspondiente de
la Academia Chilena de Ciencias, es firme en su política "aunque
de vez en cuando me salgan algunas cosas que resultan tener utilidad".
Ese fue el caso del estudio de las ondas en la gelatina que le
valió una portada de la revista Nature en 1990. En esa oportunidad
el objetivo era simplemente estudiar las ondas que se producían
en la gelatina cuando se las mezclaba con determinadas sustancias.
Resultó que las ecuaciones que las describían eran las mismas
ecuaciones que describían las ondas en el músculo cardíaco. Incluso
en el caso de las turbulencias en la gelatina había una correspondencia
con las turbulencias del corazón humano. Este punto llevó a que
lo meramente lúdico se transformara en aplicado.
Corazón
de gelatina
"En Estados
Unidos cada año mueren 400 mil personas por afecciones cardíacas
y de esas un 65 por ciento mueren por fibrilación, es decir, por
turbulencias en el corazón". Gracias a la gelatina se logró dar
con un método defibrilador, es decir de corrección de las turbulencias,
más eficiente y económico que el utilizado hasta el momento. Un
proyecto inesperadamente útil y planeadamente barato, porque Markus
es un riguroso investigador de bajo presupuesto. No le gusta poner
caras, "me da lata estar mendigando dinero extra, porque para
hacerlo tengo que especificar aplicaciones". Y la mayor parte
del tiempo no hay ninguna. Como fue el caso de las cigarras norteamericanas.
La idea
de estudiar cigarras fue de Eric Goles y el objetivo fue estudiar
una especie norteamericana que aparece puntualmente cada 17 años.
El resto del tiempo vive como larvas debajo de la tierra, alimentándose
del jugo de raíces. Salen tres semanas a la superficie, el tiempo
suficiente para aparearse y poner huevos. Si el hecho de que aparecieran
cada 17 años era ya curioso, doblemente insólito era que en otras
tres especies de cigarras el lapso fuera de 13, 11 y 7 años. En
todos los casos se trataba de números primos, o sea, sólo divisibles
por sí mismos y por uno. "Nos preguntamos entonces por qué sólo
números primos", recuerda Markus. La respuesta estaba en los enemigos
naturales, específicamente en unos hongos que aparecían cada dos,
cada cuatro y cada seis años, "a las cigarras les convenía aparecer
en un lapso de años que fuese primo porque tenían menos posibilidades
de estar sincronizadas con los hongos". El siguiente paso fue
crear un programa computacional al que le ingresaban un ciclo
de vida de las cigarras distinto a un número primo. El programa
entraba en acción y sugería un ciclo primo. Si le ingresaban doce
años, el programa sugería trece, si le metían 10 elevado a cuarenta,
lanzaba un primo con cuarenta ceros. "Descubrir números primos
muy altos es una tarea muy difícil. Incluso hay un libro de récords
de números. Con las cigarras nosotros habíamos creado un método
biológico para generarlos. Esto no sirve absolutamente para nada,
pero es muy gracioso".
A mediados
de los 80, Mario Markus sucumbió a una moda ahora en retirada.
La moda era la Teoría del Caos, "en esos tiempos yo estaba enviciado
con eso", recuerda con algo de pudor. Al biofísico le angustiaba
no tener todo el tiempo para leer todo lo que salía sobre el tema.
"Cualquier científico se metía de una u otra manera a trabajar
o leer sobre el caos". Markus evoca trabajos de una inutilidad
que lo superaban, como un tipo que analizaba el goteo de una llave
lo suficientemente rota con un laser "aparte de inútil, fome",
recuerda. A su juicio gran parte de la popularidad que tuvo la
teoría, sobre todo en ámbitos extracientíficos, se debió a que
se le atribuyó un carácter místico.
Pequeñas
perturbaciones produciendo grandes cambios. Los científicos de
difusión repetían el famoso ejemplo de la mariposa que de un aleteo
en el Amazonas podía llegar a producir un tornado en Texas. Lo
malo fue que muchos reemplazaron el "podía llegar a producir"
por el "produce". "La diferencia entre el "puede" y el "produce"
es la diferencia entre la ciencia y la esoteria". La mariposa
podría influir en el clima, pero no tiene que influir necesariamente.
El Caos
también trajo a juicio de Mario Markus una repercusión filosófica.
"Parafraseando a Giordano Bruno, Dios es el universo y el universo
se rige a sí mismo". La teoría de moda aseguraba que todo influía
en todo y que eso podía demostrarse a través de la física. "Si
uno quisiera calcular el ángulo y la velocidad de la última bola
en una carambola de billar de tres bolas podía hacerlo. Si quisiera
hacerlo con la última bola de una carambola con 17 bolas el asunto
se pone más complejo y sería necesario un computador que incluyera
la gravitación de las personas alrededor, y si fueran 49 la de
la vía láctea".
Mario Markus
cree que la principal contribución del Caos fue el mostrar los
límites de la predictibilidad. Siguiendo el ejemplo climático
están el de los límites de la predictibilidad meteorológica. "Si
queremos predecir el tiempo de aquí a tres días necesitamos 10
mil estaciones meteorológicas que miden la humedad, la temperatura,
la velocidad del viento y la presión. Si quisiésemos predecir
de aquí a 14 días, sería posible pero necesitaríamos no 10 mil
sino 100 millones de estaciones. Y si nos ponemos ambiciosos y
queremos saber cómo estará el clima en un mes deberíamos disponer
de 10 elevado a 20 estaciones meteorológicas, lo que significaría
que debería haber una cada cinco milimetros cuadrados de tierra
y agua". Markus cree que la Teoría del Caos pasó de moda, pero
eso no significa que se pueda barrer bajo la alfombra. Es una
parte, no la esencia, pero una importante de la física. "Hoy todos
los textos de estudio en Alemania incluyen una o dos páginas sobre
esta teoría".
La
levadura poética
Hace algo
más de 15 años el premio Nobel de química Ilia Prigogine visitó
el Instituto Max Planck y tuvo la oportunidad de conocer un trabajo
sobre el biorritmo de la levadura. En condiciones normales la
levadura transforma químicamente el azúcar en alcohol períodica
y ordenadamente en lapsos cercanos a los 40 segundos. El trabajo
que Prigogine conoció demostraba que bajo ciertas condiciones
ese biorritmo se volvía caótico. Naturalmente quien estaba a cargo
de la investigación era Mario Markus. Prigogine sentenció que
se trataba del primer biorritmo caótico descubierto y le abrió
las puertas al chileno de los anales de la Academia de Ciencias
de Estados Unidos. Pero ese no fue el único efecto de la levadura
en la carrera de Markus. El descubrimiento - lo suficientemente
inútil como para mantener al científico chileno satisfecho- lo
condujo indirectamente a una pasión nueva: la poesía.
El primer
paso fue de la levadura a la plástica. El físico chileno Jaime
Roessler le sugirió en un almuerzo que podía representar gráficamente
el comportamiento de la levadura caótica con colores en un plano.
Tomó un computador, lo hizo y comprobó que cada vez que cambiaba
los parámetros aparecían dibujos distintos. Se le ocurrió exponer
los dibujos que finalmente itineraron por distintos institutos
Goethe. Hans Jurgen Hoffmann, otro amigo, le sugirió un proyecto
poético. Convocó un grupo de poetas de habla alemana y a cada
uno de ellos le pidió que hicieran una poesía sobre uno de los
dibujos de Markus. El proyecto se concretó y entonces el biofísico
desempolvó "algunas cosas que había hecho" - léase, poesías- y
se las mostró a los conocedores. "Me palmotearon la espalda y
me impulsaron a seguir". Y tanto siguió que a fines de este mes
lanza un CD en donde estrena oficialmente un nuevo oficio: declamador
poético. "Poesía Latinoamericana: Lecturas de Mario Markus" se
llama el registro que incluye obras del declamador, de Neruda,
De Rokha, Lihn, Gonzalo Rojas y una selección de poetas del continente.
Markus ya ha hecho giras legitimándose en su nuevo rol, y, metódico
como es, mantiene un dossier de recortes periodísticos que atestiguan
que su nuevo papel va en serio. "He recitado a De Rokha en toda
Latinoamérica", recuerda, y advierte que ahora está empeñado en
traducirlo al alemán.
Elemento
126 "Eka plutonio"
Mario Markus
tiene una serie de poesía inédita sobre los elementos. Cada una
de ellas tiene una explicación previa. Un ejemplo es "Eka plutonio".
La teoría dice que este elemento existió en etapas tempranas del
universo. Actualmente se buscan indicios de su desintegración
en algunos minerales como micas y en me- teoritos. También se
intenta producirlo disparando neón contra un blanco del elemento
hafnio.
Una vez
floreciste
cuando explotaron las estrellas
ahora hay gente que busca
tus cenizas en la tierra:
en halos gigantes de micas,
en los grandes meteoritos:
Angra dos Reis, kapoeta.
Y no falta quien pretenda
hacerte florecer con nosotros
en una minúscula estrella
con Hafnio y un haz de neón,
aquí no
más,
en la mesa.
FICHA
Gráfica
Las imágenes
corresponden a gráficas computacionales generadas a partir de
ecuaciones que describen el biorritmo de la levadura.